En una oportunidad estaba compartiendo con unos amigos y me preguntaron que, si existía la posibilidad de comer las sardinas de manera natural. Pero, así como venían enlatadas, enteritas, guisaditas, sabrositas, ¡Por qué es que son tan ricas las sardinas enlatadas! ¿Cómo hacer para evitar todos esos aditivos químicos de conservación tan perjudiciales de nuestra salud? Preguntaban.
Me di a la tarea de buscar información. Hacer pruebas y darle mi toque y sazón, particularmente a mí no me gusta mucho el sabor del enlatado. Hoy te traigo el proceso de cómo prepararlas y degustarlas. Pero antes te dejo una breve reseña de todo aquello que nos brinda el consumir estas ricas sardinas.
El pescado azul es uno de los alimentos que contiene gran cantidad de omega 3. Entre ellos se destaca la sardina, que nos brinda muchísimas ventajas nutricionales. Su importancia se debe a la gran cantidad de proteínas y minerales que contienen, como el hierro, el fósforo y el sodio. Es muy apetecible en la dieta mediterránea y su mayor consumo es entre los meses de mayo y octubre.
Beneficios de comer sardinas
- Mejor fluido sanguíneo: tiene alto contenido de vitaminas del grupo B. Permite que la sangre fluya mucho mejor a través de las venas y de las arterias, evitando sufrir de arteroesclerosis o trombosis.
- Al fluir mejor la sangre ayuda a la creación de glóbulos rojos a través de las vitaminas del grupo B. Permite que el corazón funciones correctamente y más relajado, previniendo posibles problemas cardiovasculares.
- Su aporte de vitamina A, nos brinda el beneficio de la regeneración celular y todo tejido del organismo.
- Su consumo moderado, pero recurrente permite fortalecer las defensas del organismo. Mejorando así nuestro sistema inmunológico, evitando sufrir de infecciones.
- Fortalece el crecimiento óseo, por su alto contenido de fósforo. Además, favorece la absorción del calcio por su contenido de vitamina D. Ambos importantes en el crecimiento y desarrollo de los huesos.
- Ayuda a producir enzimas y las hormonas suprarrenales, lo que nos permite mantener un hígado sano.
- Es útil para reducir los niveles de colesterol y los triglicéridos altos.
- Ayuda muchísimo a las mujeres que se encuentran en pleno período de gestación. Incluso, a los bebes lactantes, por su alto contenido de vitamina B12.
- Tiene un efecto antiinflamatorio, debido al equilibrio entre las grasas omega 3 y omega 6. En especial para bajar la inflamación crónica provocada por patologías como la diabetes o la artritis rematoidea.
Como vez, la sardina es ideal para incluir en nuestra dieta. Sus beneficios nos permitirán una dieta equilibrada, sana, saludable, completamente regenerativa. Es por ello que a continuación te dejo la receta y el paso a paso de cómo las preparé.
Ingredientes:
2 kilos de sardinas enteras y frescas
1 pimentón
3 ají dulce
1 cebolla mediana
Cilantro en rama al gusto
Aceite de oliva cantidad necesaria
Orégano al gusto
Sal al gusto
Agua (cantidad necesaria)
Procedimiento:
Es un tanto laborioso este proceso, pero el producto final es muy delicioso. Así que manos a la obra, yo te digo que queda tal cual como de una lata, pero libre de químicos, es decir, más saludable.
- Lo primero es limpiar la sardina. Tómala por la cabeza y el cuerpo con firmeza y desprende con un poco de fuerza la cabeza del cuerpo. Verás como al separarlos se verán las vísceras. Sácalas con cuidado y si ves que queda algún residuo del tracto intestinal. Busca la parte baja del pescado el recto, y atravesando allí la punta de un cuchillo, ir halando con cuidado hasta que salga el resto de las vísceras.
- Lava con abundante agua introduciendo el dedo en la cavidad que queda para retirar cualquier residuo y reservarlas.
- Continuando con la limpieza, busca un colador de huecos pequeños. Introdúcelo en un recipiente que permita tener abundante agua. Allí irás descamando con mucho cuidado todas y cada una de las sardinas. Las escamas irán quedando en el colador, reservarlas para preparar colágeno de pescado.
- En una olla de presión colocar una cantidad de aceite de oliva. Acomodar las sardinas de manera ordenada y nuevamente agregar otro poquito de aceite sobre ellas.
- Procesar en una licuadora sin las semillas, el pimentón y los ajíes. La cebolla y el cilantro, y agregar este mix sobre las sardinas.
- Agregar el orégano y la sal al gusto y un poco de agua, la necesaria, que quede a nivel de las sardinas.
- Cerrar muy bien la olla de presión y llevar al fuego. Una vez comience a sonar la olla (producto de la ebullición), bajar el fuego a lo más mínimo que se pueda. Pero que no se apague en ningún momento, y dejar por espacio de tres horas. Pasado este tiempo, apagar el fuego y dejar que baje la temperatura. Colocarlas en un recipiente que permita mantenerlas enteras, al final colocar el líquido que quedó en la olla.
¡Listo!
Es un poco laborioso, pero quedan muy ricas.
Puedes acompañarlas con todo lo que se te ocurra. Yuca, con arepa, con pan, deja correr tu imaginación y si no, puedes comerlas solitas.
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¡Buen Provecho!