Hace poco estuve viendo la película “The Founder”. Cuenta la historia de cómo los hermanos Mc Donald’s perdieron su negocio. En manos de un hombre visionario, pero avaro, llamado Roy Croc. Si no la has visto, te la recomiendo. Ahí aprenderás el sutil arte de escuchar la intuición y las consecuencias de no hacerlo. A nivel de negocios, entre lo que conviene y lo que se siente, hay un abismo del que no se habla. Hoy aprenderás a escuchar señales del alma, en el manejo de tu negocio.
Preguntarnos antes de responder
Estamos en una era que confunde estrés con productivida. Y creemos que seremos reconocidos o respetados, si vivimos bajo la pantalla de la vida en apuros. Si bien es cierto que el estrés sirve para ponernos en acción, también nos distrae de nosotros mismos. La gran mayoría de las personas que se han equivocado en sus grandes decisiones, admiten que lo presentían pero que se dejaron llevar por el entorno. Por la opinión de otros o por una hoja Excel que decía que era la mejor opción a tomar.
A nivel neuronal, el estrés nos hace tomar decisiones emocionales, no intuitivas. Esto pertenece al sistema I según la teoría de Kahneman. Donde todo ocurre lo suficientemente rápido como para apenas hacernos conscientes. La diferencia entre el canal emocional y el canal intuitivo, está en pararnos y respirar. Asegurarnos que estamos con nosotros y en lugar de preguntarnos ¿Qué conviene?, preguntarnos ¿Cómo se siente esto?
Alejarnos para decidir
En la película “The Founder” uno de los hermanos Mc Donald’s claramente sentía que no estaban por buen camino, sin embargo decidía junto con su hermano, confiado y descuidado, en lugar de decidir antes del encuentro con éste. El efecto manada, que no es más que la debilidad humana de apoyar lo que diga la mayoría (o el otro que nos acompaña) lleva a las personas a elegir cosas que no quiere, aun sabiendo que las consecuencias serán negativas para todos.
Inversionistas veteranos con Warren Buffet entienden este concepto, y por ello toman decisiones en silencio y en privado, mezclándose lo menos posible con las masas ruidosas. Ejercer la autenticidad y darnos el espacio para conectar con nosotros en eso que queremos hacer, debería ser no sólo un derecho, sino una obligación antes de dar respuestas a otros.
Congruencia contigo
Algo puede ser muy bueno para una persona, pero no necesariamente para la otra. Por eso es importante que tengas muy claro tu concepto de éxito y cuáles son los indicadores tuyos que te permitirán identificar que vas por el buen camino. Para mí es la paz, y eso me ha sido un indicador poderoso para salir de donde no me siento bien, sin preocuparme tanto lo que vaya a decir o pensar el otro.
Si no se siente bien, es porque sencillamente no es por ahí, ni con esa persona, ni en ese momento. Con frecuencia, nuestra congruencia interna creará caos en otros, pero aquí debo decirte algo importante: tú no eres responsable de las emociones de los demás, que cada quien haga su trabajo. Llevar adelante negocios con alma, requiere más intuición que inteligencia.