¿Has escuchado alguna vez que la intención no basta? ¿Qué no sirve de nada estar lleno de buenas intenciones? Estoy segura que la mayoría de nosotros ha escuchado estas afirmaciones. Esto puede ser cierto en el mundo concreto que requiere muchas veces que nosotros tomemos determinadas acciones, para lograr nuestros objetivos, por ejemplo.
En un nivel más espiritual el Dr. Wayner Dyer la define como una energía que existe en el universo y no lo que hacemos. Conectar con esta energía te permite ser guiado por tu ser infinito. O en otras palabras con tu ser perfecto, con la divinidad o Dios, como lo quieras llamar.
En su libro “El poder de la Intención” también nos habla sobre los obstáculos que debemos superar para conectar con esta energía maravillosa. De los cuales voy a compartirte solo 4 y cómo tu hijo te brinda la oportunidad, no solo de convertirte en tu mejor versión sino de conectar con tu mundo interior y la perfección de tu ser.
Tu hijo, tu maestro
Quizás se esté volviendo una tendencia el “tu hijo, tu maestro”. Pero a veces nos cuesta ver lo extraordinario en lo cotidiano, las infinitas oportunidades en la rutina. Así que es bueno refrescar que la iluminación está allí al alcance de todos, en cada una de nuestras experiencias diarias.
El Dr. Dyer nos dice que los obstáculos para conectar con el poder de la intención, se encuentran cuando nos liberamos de estas 4 necesidades:
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Tener razón:
La necesidad de siempre tener la razón es una manifestación del ego. Para criar en amor y respeto a tu hijo y en paz contigo misma, es imprescindible que te deshagas de ello. Tú no siempre tendrás la razón: acéptalo. Cómo cuando le pedí a mi hija que por favor se quedará quieta un minuto y me dijo “no puedo, soy humana no una muñeca” y ¡tenía razón!
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Ser superior:
Otra manifestación del ego, es que te hace querer ser mejor que los demás. Entrando en el violento acto de compararte. Desconectándote de lo que realmente es adecuado para tu hijo o para ti misma. Impidiendo que puedas criar en amor y respeto a ese ser único e irrepetible, por seguir convencionalismos sociales o tradiciones familiares.
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Ganar:
Dice Dyer que al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Si te abrazas a esta necesidad, entrarás en muchas batallas con tu hijo. Entre más pequeños pueden ser más notorio porque ellos están en el aquí y ahora ¿De verdad es inalterable que se bañe primero y almuerce después? O puedes ceder ante su petición de hacerlo al contrario porque simplemente tiene más hambre ¿Crees que pierdes autoridad o que ganas “la batalla”?
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Identificarte con tus logros:
Tú y tus logros no son los mismos. Así que suelta la idea de que haces cosas para que tu hijo logre o consiga ciertas cosas o se convierta en determinada persona. Hazlo solo por amor. No conviertas la crianza en una carrera para conseguir un trofeo de buen padre/madre, porque tú eres más que eso.
¡Manos a la obra! Y a medida que te liberes de estas necesidades comenzarás a armonizar tu vida. Te darás cuenta que no solo la crianza dejará de ser retadora y comenzará a ser más feliz. Sino que también trasmitirás a tu hijo tranquilidad y a ser una presencia reconfortante en su vida.