Esto te puede incomodar mucho. Es posible que la percepción que tengas de tu vida es que es un completo desastre o en el mejor de los casos, es que algo falta para ser feliz. No eres la única persona que piensa esto, hemos creado un patrón colectivo en donde la carencia dicta el sentido común de los seres humanos.
Un día me di cuenta que me resultaba agotador estar persiguiendo algo más. Me dio miedo comprender que nunca tendré garantías de obtener lo que quiero aunque haga todo lo que corresponde. Yo también me topé con perspectivas que daban a entender que la mente lo controla todo. Sin embargo, la conclusión que pude sacar de mis experiencias es que no controlamos nada. Solo podemos aprender a gestionar nuestros recursos para aprovecharlos.
Y es que mi afán por querer que muchas cosas fueran distintas en mi vida se debía a que mi atención estaba puesta en lo que creía eran mis debilidades. Invertía en mis creencias acerca que no tener un empleo que proporcionara mucho dinero era un fracaso. Creía que tenía que llevar excelente cada área de mi vida. También ser la encargada de cubrir todos los detalles, incluso de la vida de otros, era impresionante.
Tuve la idea de que mi propósito era ocuparme de todos antes que de mí. Y aquello que por alguna razón no existía en mi vida era la causa de mi infelicidad. ¿Y adivina qué? En esa etapa de mi vida lo que abundaban eran los problemas. No tenía oportunidad de solucionar alguno cuando de repente aparecían dos o tres más.
¿Quieres huir de tu vida?
Me quería salir de mi propia vida, estaba todo el tiempo cansada y sentía un gran peso sobre mis hombros. Me decía que no me esforzaba lo suficiente y tratarme mal lo hacía peor. Un día de reflexión me pregunté ¿Y si estoy viendo hacia el lugar equivocado? Esto me permitió ir en la búsqueda de nuevos planteamientos para aprender a vivir desde la armonía y no desde “porque no me queda de otra”.
Allí fue donde pude ver que la atención es lo que crea la abundancia en mi vida. Aquello en lo que elijo pensar e invierto tiempo en tener presente en mi día a día es lo que termina creciendo. Lo sorprendente es que yo pensaba que la abundancia era tener mucho de algo bueno. Fue un gran impacto saber que era abundante en problemas.
Un día decidí fijarme más en mis fortalezas, talentos y habilidades. Reconocí que aunque lo intentara no podré saberlo todo y además, aquello que había estado llamando debilidades era un maravilloso motivo para conectar con las fortalezas de otros. Entonces comprendí que no existen errores ni espacios vacíos, simplemente estamos mirando hacia el lugar equivocado.
Te invito a buscar aquello que te hace sentir bien, te proporcione alegría y disfrute. Una vez que lo identifiques procura que esto abarque la mayor parte de tu atención. Solo así podrás crear la vida que sueñas, hacer esto solo depende de ti. Hasta la próxima reflexión.
Escrito por
¿Quieres la Revista ArmoníaF?
Más de 3.000 personas reciben cada mes nuestra revista digital totalmente gratis. Recíbela tu también, por email y sin importar donde vivas. Puedes tener la primera hoy mismo: