¿No te parece curioso que pasemos toda nuestra vida buscando la felicidad y que nadie haya encontrado todavía la fórmula para lograrla, al menos de forma duradera y definitiva? ¿Y si la felicidad no existiera?
Es cierto que podemos vivir momentos fugaces de felicidad, pero siempre con la sensación interna de que algo malo sucederá y dejaremos de ser felices.
Pero, si me preocupa que algo malo suceda y tengo miedo a dejar de ser feliz, entonces mi felicidad no está siendo plena. Más bien es una felicidad con miedo y preocupación.
Y mi pregunta es ¿es eso posible?
¿Es posible sentir felicidad y miedo a la vez?
En absoluto.
Porque si tengo miedo a perder mi felicidad, ya no siento felicidad, siento miedo.
Otro tema es la creencia de que si disfruto al máximo mi momento de felicidad, cuando llegue el golpe (ese que sospechamos que vendrá, antes o después) estaré desprevenido y mi sufrimiento será mayor.
Por lo tanto, tengo que estar alerta y hacer todo lo posible para que no suceda.
Ahí es cuando entramos en modo control y hacemos todo lo posible para que las cosas no cambien y no haya sorpresas desagradables.
Por ejemplo, que mi hijo no vuelva tarde a cas o que mi pareja me llame si llega tarde. El temor de que no me despidan en el trabajo, que todo esté en orden o que nadie se enfade conmigo.
Intentar controlarlo todo además de ser imposible, genera mucho estrés, desgaste, agotamiento y frustración.
Entonces, nuevamente ¿podemos ser felices si estamos en alerta, si sentimos miedo, estrés o nos preocupa que las cosas dejen de ser como creemos que tienen que ser para ser felices?
Definitivamente no. Al menos, en nuestro concepto de felicidad no caben las emociones mal llamadas «negativas».
¿Y si la felicidad no existiera?
Cuando sentimos miedo, preocupación, estrés o cualquier otra emoción que nos incomoda pensamos que hemos perdido la felicidad. Pero en realidad todas las emociones tienen un sentido en nuestra vida. Cuando nos permitamos sentirlas y llegar al fondo de ellas, podremos descubrir su sentido, lo que nos vienen a enseñar y sentiremos paz.
Mi conclusión después de trabajar con las emociones de forma profunda desde hace varios años, es que la felicidad es inalcanzable porque no es un sentimiento, sino una ilusión mental. En cambio, la paz sí es un sentimiento real que logramos cuando dejamos de juzgar como bueno o malo todo lo que nos sucede, y dejamos de rechazar todo lo que sentimos.
Cuando entendamos que la vida nunca se equivoca y que nuestras emociones están ahí para enseñarnos algo, lograremos paz emocional y felicidad mental.
Siempre de adentro hacia afuera. Y si la felicidad no existiera, ¿Cómo percibirías tu vida?
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